Getulio Vargas junto a Gabriel Terra en su visita a Montevideo |
El recorrido histórico que plantea es sumamente ilustrativo, comparando los períodos dictatoriales y sus posteriores vueltas a la democracia en Uruguay, Argentina y Brasil. Sumada a un intento neoliberalista (encarnado por Lacalle aquí) también de carácter regional. Al que también se podría remontar varios años antes a, por ejemplo, las dictaduras simultaneas de Terra, Vargas y Uriburu.
No es casualidad que hoy en día el - golpeado- candidato por el Partido Colorado, cuando aún estaba en carrera cerró su campaña con una frase en portuñol: "a virada ya comencou" aludiendo a la victoria del candidato brasilero por el PSDB Aecio Neves. Más allá de su derrota electoral, por lo menos estas declaraciones muestran el entendimiento sistémico de la política regional qué el elector tipo parace no entender.
La simultaneidad de las elecciones en Uruguay y Brasil abrió incertidumbre. Pese a que las encuestadoras daban triunfo de la candidata del PT, Dilma Rouseff, el horror de la primera vuelta no les permitía generar mucha confianza. Claro, con el diario del lunes cualquiera... pero si ni en el Brasil, donde sumado a todos los problemas que ya "padecemos" aquí se suma una corrupción exponencial y a cartas vistas - en comparación lo de Pluna o AFE es un juego de niños - ¿cómo esperamos otra resultado?
Tapa de Veja con denuncias por Petrobras |
La conclusión es UNA y solo UNA: ni la seguridad, ni la educación, ni la corrupción ni cualquier otro tema pesa tanto como los pesos en el bolsillo del elector. Y, desde que llegó la izquierda al poder en toda la región los sueldos mínimos aumentaron y se redujo la pobreza. Eso es una realidad, le guste a quien le guste.
Entonces, ¿de qué nos sorprendemos? Quizás el problema de las encuestadoras fue la falta de análisis político - y su consiguiente aferro al método científico- que suponen. El año que viene habrá elecciones en Argentina y la izquierda se vislumbra como ganadora de la región en su conjunto. Pasarán cinco años de poco crecimiento económico y la izquierda deberá - a diferencia de esta última década- salir a tapar agujeros. La capacidad de la gestión determinará su continuidad, aquí y allá.
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